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domingo, 15 de septiembre de 2013

¡Tú sí que vales!

Uy! ¡Qué abandonado está esto! No voy a ponerme a escribir un discurso de disculpas porque a nadie le gusta, incluido vos que estás leyendo. Simplemente agarro la cuerda de nuevo y retomo la perorata.
Esta semana tuve un episodio muy pintoresco que me empujó como si de garrafa de gas nitroso se tratara a escribir una paranoia de las mías.
Estaba yo muy tranquila en la facultad esperando al profesor de mi siguiente clase cuando escuché el diálogo entre dos compañeros, el cual  paso a detallar.
Resulta que el compañero, llamémoslo “Fulano”, es un buen dibujante –Acá es cuando hago un inciso y les cuento que estudio en la Facultad de Humanidades, no en la de Bellas Artes- o al menos eso decía la compañera con la que hablaba, a la cual llamaremos “Mengana” (Soy re original, eh?).
Y ahí, en el momento pelotero de la conversación, cuando por poco le agarro el cuaderno para comprobar si era el Picasso del S. XXI, Mengana larga: “Yo si tuviera un talento no estaría estudiando acá”. (Si sos lector/a asiduo/a de mis artículos sabrás que sufro trastornos mentales severos, los cuales me provocan señales adversas tales como tics frenéticos en ambos ojos, sequedad en la boca y temblor en las extremidades superiores. Si es la primera vez que me lees, estás a tiempo de huir.)
Y ahí, en medio de un ataque de ira incontrolable es que nació esta posta: QUÉ DESAGRADABLE LA GENTE PAJA. Y cuidado con la etimología engañosa que les haga pensar en otra cosa que no sea “Lo inútil y desechado en cualquier materia, a distinción de lo escogido de ella”, séptima acepción de la palabra “paja” en el diccionario de la RAE.
Sí, me refiero a esa gente que, careciendo de actividades productivas en sus vacías vidas se empeñan en rellenar lugares que no les toca. Y gente paja hay en todos los ámbitos de la vida pero como ahora la que me toca aguantar es la que está en la Universidad es a la que le voy a dedicar este post.
En fin, sigo. Es genial porque resulta que por un momento se me cayó el mundo encima e incluso pensé “¿Qué hago con mi vida? ¿Cómo dejé de estudiar Comunicación?” JAJAJAJAJAJA no, mentira, la segunda era para dar impacto.
Pero debo reconocer que el tema “talento” se me pasó por delante de los ojos como si fuera Bruce Willis a punto de estallar el asteroide.
La angustia duró unos segundos. Luego vino la indignación. Pensaba si alguien se cuestiona el hecho de que Mario Vargas Llosa o Miguel de Unamuno carezcan de talento. Es estúpido el mero hecho de escribirlo.
Lo cierto es que la persona paja tiene un enorme problema de generalización porque piensa que TODO aquel que la rodea es igual de inepto y desinteresado en aquello que hace.
¿Qué pasa cuando entrás a una Universidad que carece de una prueba de acceso? Y sí, se llena de gente paja.
Lo más lindo de todo es que intenta hacer como si no pasara nada, levanta la mano ocho veces por clase y entre susurros le dice al de al lado lo “asqueroso”, “infeliz” y “pedante” que es el profesor ese que no se digna a contestar de buena gana toda la sarta de disparates que le pregunta.
¿Por qué? ¿Por qué tenemos que seguir aguantando a la gente paja? NI DE LEJOS se me ocurriría compararme con los dos maestros que cité anteriormente pero me gusta y mucho lo que estudio. Sinceramente, opino que si en lugar de 300 fuéramos 30  los asistentes a clase no solo disfrutaríamos más sino que también aprenderíamos un cien por ciento mejor.
Ahora es cuando salta uno y dice “¡Qué injusta! Hay personas que hacen muchos esfuerzos por estudiar”. Mi respuesta al que opine así es esta: Definitivamente vos, sí, vos, sos un lector paja. Fuera de mi blog”.
¿Saben cuántas personas se graduaron en 2012, en total, sumando las 9 licenciaturas y las 3 tecnicaturas que se imparten en la FHCE? 87. ¿Saben cuántos nuevos alumnos hay por generación? Entre 800 y 900.
La deducción es lógica (No me hagan sacar cuentas. Me gusta pero ondeo la bandera del “soy de letras” a mucha honra).

Y bueno… Esto se me va a pasar. O no. Porque ese ser sin “talento” que hoy estudia algo de letras porque no tiene otra cosa que hacer capaz que dentro de 12 años se recibe e incluso compite contigo por un puesto de trabajo.
Pero tampoco vamos a pedir más, si eso hace la mayoría del país y sin embargo los vendedores de fibra no aumentan las ventas… Es todo un problema intestinal, al fin y al cabo.
Uf… Me quedé sin frase para acabar así que me voy a ordenar la biblioteca que, como dijo el gran Borges “ejerce de un modo silencioso el arte de la crítica”.

L.Z.




jueves, 15 de noviembre de 2012

El verano ya llegó... (Primera Parte)


Y con él una serie de aspectos positivos y negativos de nosotros, los seres humanos.
Convengamos que este artículo se desmarca de los otros ya míticos “artículos de inicio de verano” por una sencilla razón: su origen.
Hablo del mismísimo momento en que acepté la necesidad de plasmar en palabra escrita la terrible circunstancia en la que me vi envuelta hace tan solo unos días. ¡Qué miedo! Sólo el hecho de recordarlo me estremece el alma.
Iba yo en un 214. Afortunadamente bajaba rápido, sino no puedo asegurar haber sobrevivido para contarlo.
Precioso el aire acondicionado del bus. Yo venía huyendo de mi casa tras casi recurrir a los “baños de hielo”. Duro de explicar.
La cosa es que el viaje pintaba bastante bien, salvo por el hecho de que me tocó pasillo, lo que en mi caso es augurio de experiencias excitantes… O TERRORÍFICAS.
Sube un grupo de tres cuarentones de procedencia desconocida, o sea, nunca pude dilucidar si venían de una casa, del trabajo, de un asado, etc. Posiblemente perdí el conocimiento intentando descubrirlo.
Y es que los tres, sí, los tres, vestían unas terribles y apocalípticas MUS-CU-LO-SAS (Permítanme tomar agua antes de seguir, es demasiado).
¿Alguna vez vieron algo más terraja, antiestético, anti-higiene que una musculosa de microfibra masculina?

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, POR FAVOR,
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Vos, hombre que se niega a eliminar el “pelo en pecho y espalda”. Vos, que tanto te gusta ventilar los vellos axilares al viento del aire acondicionado pero te negás a hacer uso de desodorantes por miedo a dañar la capa de ozono (¿?). ESCUCHAME BIEN: EN MI CARA NO QUERIDO. EN MI CARA NO.
Pero no piensen que el tema de la musculosa es un caso aislado dentro de la carpeta cerebral “traumas estivales”.
Porque en el último de los recursos, los prefiero con musculosa que paseando el “lechón” descubierto en la mitad del supermercado.
No sean malos. Nunca vi a un Tom Hardy o un Channing Tatum reluciendo torso. Siempre aparecen los Gerard Depardieu.

Tranquilo "Channie" no es contigo el tema.
A vos te aceptamos en todos los formatos existentes.

Tomé la firme decisión de evitar  al máximo las compras durante el verano. Si puede ir otro, mejor. En particular mi hermano que, con lo flaco que es, siempre recibe alguna sobra cual indigente (TRUE STORY. Algún día ampliaremos.)
En fin, dejo por acá la primera parte del artículo así quedan con la sed de conocer qué angustias internas me provocan mis congéneres: las mujeres.

L.Z.

lunes, 24 de septiembre de 2012

“NO me fío”


Holaaaa, ¿Hay alguien ahí? Che que muerto está esto, vamos a darle un poco de vida a ver si un día de estos nos lanza al estrellato. (Nuestro estimado M. Mac. no da señales de vida, para mí que está con el amigo “Red” tirado en algún rincón de Gualeguaychú).
Saben que esta semana, con dos grupos diferentes de amigos, terminamos charlando del mismo tema: las cosas que nos generan desconfianza.
Y a mí preguntarme “¿Qué te genera desconfianza?” es como elegir “muerte”.
En el número 1 del ranking, si es que existe ranking de desconfianza, estarían los comerciales/vendedores/currantes en el sentido uruguayo de la palabra. Esa gente que repite tu nombre 3 veces en una frase de 5 palabras. Dicen que es estrategia de marketing, yo digo que es motivo de internación. Y miren que de esto sé. Imaginate que tu nombre es “María” y te llama un comercial por teléfono para ofrecerte un aparato reductor de peso (a priori ya desconfiaría de un vendedor telefónico de “aparato reductor de peso” porque capaz que pesa 260 kg seco. Y te lo comés). El diálogo (Si María fuese yo) sería más o menos así:
-¿Sí?
- ¿Qué hacés María? ¿Todo bien María? ¿Estás gorda María?
-Y vos ¿Querés comprarte una vida, escalar el Everest, hacer puenting sin cuerda… como quiera que te llames?

Es así.  Pero bueno los que te dicen “amor” y “negri” cuando hace exactamente 12 segundos que te conocen a mí me ponen los pelos de punta. Quizás tanto como los que usan el sufijo –is para referirse a todos los miembros de su familia: Prim-is, sobrin-is, herman-is, ti-is… Aunque este segundo grupo más que desconfianza me genera pena porque sé que en el fondo es falta de riego… (Riego sanguíneo. Al cerebro).

Y bueno si me siguen tirando un poco de la lengua convengamos que me generan desconfianza los pronosticadores del tiempo, las secretarias, la cinta de doble faz, los regateadores, la gente que gasta mucho, los diestros y, sin lugar a dudas, los quitamanchas.

Lo peor de todo es que esto no es de ahora. Mi psicóloga (Pobre mujer) hace años me lo dijo:
-“Cielo” tu problema es la falta de confianza en ti misma.
Y ahí fue cuando arrancó mi “tic” en el ojo izquierdo… Y nunca paró.    

L.Z.


martes, 10 de julio de 2012

Estimada seguridad social:


Y así es como sarcásticamente debería haber comenzado mi carta.
Todo empezó el 23 de abril. Mi madre, a quien llamaremos señora B, una de las tantas retornadas a Uruguay, emprendió un excitante camino de aventuras en pos de abrir una unipersonal.
Tal era su deseo de moverse por la vía legal que se dirigió a los dos entes correspondientes (Para no tener represalias sólo voy a poner las iniciales de ambos: DGI y BPS. *BAZINGA*).

¿Por dónde empezar a explicar tan idílico(?) día?

Teniendo en cuenta que las “amables” señoras del DGI de Costa Urbana tienen un cartel de “NO SOMOS INFORMES” y, viendo que, en la mesa de “Informes” el personal brilla por su ausencia, mi progenitora se hizo lo que cotidianamente llamamos “la gila” y preguntó a dónde debía dirigirse.
Todo esto con sólo dos personas para ser atendidas y unas 18 por brindar atención. Pero en fin, no quiero divagar.

He aquí el personal de "informes".
Tienen síndrome de X-Men. Sólo pueden ser vistos por gente con i-ma-gi-na-ción...


Cuenta la leyenda que ante la respuesta: “señora, a mí no me pagan por rellenarle el formulario”, la pobre señora B se sobresaltó un poquito (Somos tanas ¿Qué quieren?). Pero ¡ojo! Que antes de cada frase se refería a la funcionaria diciéndole “cariño”…

4. 4 son las veces que la amable empleada de DGI hizo ir a una copistería a la Sra. B por un sellito, por una fotocopia, por otro sellito, por un enema…

A esa altura del partido a la Sra. B ya le había brotado un tic asesino en el ojo izquierdo.


Saluden a lo lejos a la encantadora señora de DGI.
(Parece ser que ya se sumó al cultivo de plantitas)

Muchas páginas me llevaría explicar al detalle todo el proceso, pero, a grandes rasgos, les comento que, al pasar a la mesa de BPS, la nueva funcionaria (a la que le mandamos un abrazo por ser REALMENTE encantadora) le comenta compungida a la Sra. B que por un error informático el 24 de enero de 1997 le abrieron una empresa y al día siguiente la cerraron, generándole una deuda, valor cero, pero que, a menos de ser cerrada por un superior, no le permitía abrir una nueva, y real, empresa.
Para ese entonces la señora B tenía el tic asesino en ambos ojos.

3. 3 son las veces que, después del hermoso primer capítulo en la Costa de Oro, la señora B ha tenido que ir a BPS central en busca de una solución. De la mesa de entrada al primer piso, del primer piso al segundo piso ala derecha. De botija en prácticas a octogenaria de octogenaria a director inexistente.

Y entre medio de tan apoteósica vorágine, donde la Sra. B ya está a punto de sufrirán derrame cerebral, la dinosauria que se encuentra en el segundo piso ala izquierda, con pinta de necesitar tomar un poco de fibra, le dice a mi ya vegetal madre: “señora, si quiere una solución escriba una carta. ¿Sabe escribir una carta?”.

Ahí es cuando ya le tocaron la moral. Y a mí también. Así que propuse escribir yo misma una carta al “director” mientras me practicaban una gastroendoscopía (me gustan las experiencias fuertes).

Y acá estamos. 3 meses después de iniciar el proceso resulta que el próximo 17 de julio la Sra. B tiene que volver a darse una vueltita por el Paseo Sarandí a descubrir el “veredicto” de mi obra literaria.

Como conclusión, la posta de hoy es que, si tienen que hacer un trámite burocrático: vayan descansados, tomen cereales y un yogur activia y no se despeguen ni por un segundo de su maravilloso sentido del humor.

L.Z.  

domingo, 8 de julio de 2012

A la voz del pueblo

Ya han comprobado que si hay algo que gusta a este equipo redactor es dar palo.

Pero esto va a dejar de tener gracia el día que nuestros cerebros dañados por el alto índice de corrosión no produzca más de este delicioso fruto.

Es así que invitamos a todos los lectores a enviar quejas, ideas, regalos y material gráfico a nuestro correo electrónico ojoqueva@gmail.com

Atentamente,

Equipo redactor

viernes, 22 de junio de 2012

Algo que realmente no entiendo…



Como ya sabemos el transporte de ómnibus a veces puede ser placentero, si vamos a Floripa en bus cama tomando un buen escocés en el camino, de esa forma si… es ideal.

Pero en este caso voy a tocar o vamos a ver la otra cara de viajar en bondi, la de ir todos los días al trabajo.

Sinceramente que cosa mas desagradable es ir en bondi a trabajar. Soy dichoso de que me subo a pocas paradas del inicio de la línea y que por supuesto el bondi va vacío a esas alturas y me doy el lujo de tantear los asientos para ver cual es mas confortable para un viaje que en mi caso no supera los 45 minutos.
Dado que trabajo en una ciudad cercana a la capital me ahorro los disgustos de que el bus se llene como camión de ganado y que no se pueda ni siquiera abrir una ventana, algo que además de insalubre es incomodo y si el chofer se hace el schumacher varios pueden lanzar desde el desayuno hasta la merienda y esto se transforma en una verdadera barbarie. 

Así de traumático puede ser un viaje en bus, una atmósfera que en pocos metros de largo encierra a casi toda la sociedad, viaja todo tipo de personas: desde la teenager que tiene en su haber 4 criaturas (pobrecitas ellas con los mocos colgando, las manos y la ropa mugrienta), pasando por la señora pituca que se empapa en su nueva adquisición, un carola herrera de los posta! Y hace que todo el bus se entere al pasar de su fragancia. Y nunca falta el pibe que conecta su dispositivo móvil a un parlante portátil y que por lo general nos engalana con alguna mugre inentendible, no sabemos de que se trata (creo que él tampoco) que termina siendo contaminación sonora y eso a las 8 de la matina no esta muy bueno.

 Después los guachitos que van al colegio, se suben armando quilombo y se bajan de la misma forma, te dan ganas de apiñarlos a todos estos imberbes que te patean, te pegan con las mochilas y cuándo no con la maldita tabla de dibujo ¼ watman de canto y te parten una gamba. 

Cosas que a uno le van generando una tensión ingobernable y que por lo general se la traga por que no tiene como descargarla. Y pa' rematar: el odioso inspector que con la monedita le pega a la puerta trasera del bus, (vos dormido), a los gritos, arriando gente pal fondo porque estan todos apilados en la puerta delantera dominados por el desbordante temor de tener que gritar Puertaaaa! ante un fallido timbre.

Pero quiero comentarles que, como ya hace un tiempo que no sufro estas situaciones por el motivo que les comenté un poco más arriba, hay algo que sí me re calienta y es lo siguiente.
Por lo general el bus que va a la capital es moderno, tiene aire acondicionado, es cómodo y seguro, pero los que no van a la capital y hacen líneas departamentales, a parte de tener una frecuencia espantosa son bondis que tienen fácil 25 años, divinos para su época, pero por su aspecto uno se da cuenta enseguida de que ese bus no va al centro, entonces me pregunto…
                       ¿para qué cuerno la gente para el bus mugroso en el que voy? 

En algunos casos se suben y le dicen el destino al que se dirigen ganándose la magistral cara de trasero del chofer que se siente inmediatamente inferior por manejar un bus pedorro y que no recorre una de las mejores líneas, por lo que acaba diciendo en tono seco: “no voy hasta ahí, bajate”.

Sufrir esto es terrible porque tengo solo un bus para llegar al trabajo y que llega por lo general con los minutos contados. Aparte, este bus en cuestión pasa todos los días a la misma hora y es el mismo mugroso de siempre!  ¿Para que lo paran si saben que no es!? NO ES UN TAXI, ES UN BONDI ME CAIGO Y NO ME LEVANTO!

M.Mac.