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martes, 10 de julio de 2012

Estimada seguridad social:


Y así es como sarcásticamente debería haber comenzado mi carta.
Todo empezó el 23 de abril. Mi madre, a quien llamaremos señora B, una de las tantas retornadas a Uruguay, emprendió un excitante camino de aventuras en pos de abrir una unipersonal.
Tal era su deseo de moverse por la vía legal que se dirigió a los dos entes correspondientes (Para no tener represalias sólo voy a poner las iniciales de ambos: DGI y BPS. *BAZINGA*).

¿Por dónde empezar a explicar tan idílico(?) día?

Teniendo en cuenta que las “amables” señoras del DGI de Costa Urbana tienen un cartel de “NO SOMOS INFORMES” y, viendo que, en la mesa de “Informes” el personal brilla por su ausencia, mi progenitora se hizo lo que cotidianamente llamamos “la gila” y preguntó a dónde debía dirigirse.
Todo esto con sólo dos personas para ser atendidas y unas 18 por brindar atención. Pero en fin, no quiero divagar.

He aquí el personal de "informes".
Tienen síndrome de X-Men. Sólo pueden ser vistos por gente con i-ma-gi-na-ción...


Cuenta la leyenda que ante la respuesta: “señora, a mí no me pagan por rellenarle el formulario”, la pobre señora B se sobresaltó un poquito (Somos tanas ¿Qué quieren?). Pero ¡ojo! Que antes de cada frase se refería a la funcionaria diciéndole “cariño”…

4. 4 son las veces que la amable empleada de DGI hizo ir a una copistería a la Sra. B por un sellito, por una fotocopia, por otro sellito, por un enema…

A esa altura del partido a la Sra. B ya le había brotado un tic asesino en el ojo izquierdo.


Saluden a lo lejos a la encantadora señora de DGI.
(Parece ser que ya se sumó al cultivo de plantitas)

Muchas páginas me llevaría explicar al detalle todo el proceso, pero, a grandes rasgos, les comento que, al pasar a la mesa de BPS, la nueva funcionaria (a la que le mandamos un abrazo por ser REALMENTE encantadora) le comenta compungida a la Sra. B que por un error informático el 24 de enero de 1997 le abrieron una empresa y al día siguiente la cerraron, generándole una deuda, valor cero, pero que, a menos de ser cerrada por un superior, no le permitía abrir una nueva, y real, empresa.
Para ese entonces la señora B tenía el tic asesino en ambos ojos.

3. 3 son las veces que, después del hermoso primer capítulo en la Costa de Oro, la señora B ha tenido que ir a BPS central en busca de una solución. De la mesa de entrada al primer piso, del primer piso al segundo piso ala derecha. De botija en prácticas a octogenaria de octogenaria a director inexistente.

Y entre medio de tan apoteósica vorágine, donde la Sra. B ya está a punto de sufrirán derrame cerebral, la dinosauria que se encuentra en el segundo piso ala izquierda, con pinta de necesitar tomar un poco de fibra, le dice a mi ya vegetal madre: “señora, si quiere una solución escriba una carta. ¿Sabe escribir una carta?”.

Ahí es cuando ya le tocaron la moral. Y a mí también. Así que propuse escribir yo misma una carta al “director” mientras me practicaban una gastroendoscopía (me gustan las experiencias fuertes).

Y acá estamos. 3 meses después de iniciar el proceso resulta que el próximo 17 de julio la Sra. B tiene que volver a darse una vueltita por el Paseo Sarandí a descubrir el “veredicto” de mi obra literaria.

Como conclusión, la posta de hoy es que, si tienen que hacer un trámite burocrático: vayan descansados, tomen cereales y un yogur activia y no se despeguen ni por un segundo de su maravilloso sentido del humor.

L.Z.  

domingo, 8 de julio de 2012

A la voz del pueblo

Ya han comprobado que si hay algo que gusta a este equipo redactor es dar palo.

Pero esto va a dejar de tener gracia el día que nuestros cerebros dañados por el alto índice de corrosión no produzca más de este delicioso fruto.

Es así que invitamos a todos los lectores a enviar quejas, ideas, regalos y material gráfico a nuestro correo electrónico ojoqueva@gmail.com

Atentamente,

Equipo redactor