Como ya sabemos el transporte de ómnibus a veces puede ser
placentero, si vamos a Floripa en bus cama tomando un buen escocés en el
camino, de esa forma si… es ideal.
Pero en este caso voy a tocar o vamos a ver la otra cara de viajar
en bondi, la de ir todos los días al trabajo.
Sinceramente que cosa mas desagradable es ir en bondi a trabajar. Soy dichoso de que me subo a pocas paradas del inicio de la línea y que por
supuesto el bondi va vacío a esas alturas y me doy el lujo de tantear los
asientos para ver cual es mas confortable para un viaje que en mi caso no
supera los 45 minutos.
Dado que trabajo en una ciudad cercana a la capital me ahorro los disgustos
de que el bus se llene como camión de ganado y que no se pueda ni siquiera
abrir una ventana, algo que además de insalubre es incomodo y si el chofer se hace
el schumacher varios pueden lanzar desde el desayuno hasta la merienda y esto
se transforma en una verdadera barbarie.
Así de traumático puede ser un viaje
en bus, una atmósfera que en pocos metros de largo encierra a casi toda la
sociedad, viaja todo tipo de personas: desde la teenager que tiene en su haber
4 criaturas (pobrecitas ellas con los mocos colgando, las manos y la ropa
mugrienta), pasando por la señora pituca que se empapa en su nueva adquisición, un carola
herrera de los posta! Y hace que todo el bus se entere al pasar de su
fragancia. Y nunca falta el pibe que conecta su dispositivo móvil a un parlante portátil y
que por lo general nos engalana con alguna mugre inentendible, no sabemos de
que se trata (creo que él tampoco) que termina siendo contaminación sonora y
eso a las 8 de la matina no esta muy bueno.
Después los guachitos que van al
colegio, se suben armando quilombo y se bajan de la misma forma, te dan ganas
de apiñarlos a todos estos imberbes que te patean, te pegan con las mochilas y
cuándo no con la maldita tabla de dibujo ¼ watman de canto y te parten una
gamba.
Cosas que a uno le van generando una tensión ingobernable y que por lo
general se la traga por que no tiene como descargarla. Y pa' rematar: el odioso inspector que con la monedita le pega a la puerta trasera del bus, (vos dormido), a los gritos, arriando gente pal fondo porque estan todos apilados en la puerta delantera dominados por el desbordante temor de tener que gritar Puertaaaa! ante un fallido timbre.
Pero quiero comentarles
que, como ya hace un tiempo que no sufro estas situaciones por el motivo que les
comenté un poco más arriba, hay algo que sí me re calienta y es lo siguiente.
Por lo general el bus que va a la capital es moderno, tiene aire
acondicionado, es cómodo y seguro, pero los que no van a la capital y hacen
líneas departamentales, a parte de tener una frecuencia espantosa son bondis que
tienen fácil 25 años, divinos para su época, pero por su aspecto uno se da
cuenta enseguida de que ese bus no va al centro, entonces me pregunto…
¿para
qué cuerno la gente para el bus mugroso en el que voy?
En algunos casos se
suben y le dicen el destino al que se dirigen ganándose la magistral cara de
trasero del chofer que se siente inmediatamente inferior por manejar un bus
pedorro y que no recorre una de las mejores líneas, por lo que acaba diciendo en tono seco: “no voy
hasta ahí, bajate”.
Sufrir esto es terrible porque tengo solo un bus para llegar
al trabajo y que llega por lo general con los minutos contados. Aparte, este bus
en cuestión pasa todos los días a la misma hora y es el mismo mugroso de
siempre! ¿Para que lo paran si saben que no es!? NO ES UN TAXI, ES UN BONDI ME
CAIGO Y NO ME LEVANTO!
M.Mac.